miércoles, 13 de agosto de 2008

Entropia



Al final de la jornada
cuando te des cuenta
sabrás que no he pecado,
porque de muchas y mil formas
la verdad he silenciado;
te veo así de espaldas
ahi toda mojada,
casi desnuda
de sudor y de lágrimas
tus brazos que ni se detienen,
con sus movimientos lentos
mientras tu te desconectas
de este dialogo fecundo
con el universo
de mi cielo...
y de tus estrellas...

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Los misterios son tan poderosos como la mano que abraza la espada... bondadosos como el rio en la pradera... caprichosos como la luna entre las nubes... mudos espiritus en el valle de las sombras.