martes, 29 de abril de 2008

Alecto prima


Como derrama la espuma, mantos bebidos y soñados
reflejos están de humos, sentados a su lado
herdores profanos y cánticos errados
escuchan al parir con cada nuevo brío
Alecto ha sentenciado como después del llanto
aquel dolor que ciega... cuando desplomas en su cama
indulgente de culpas aquel triste penitente
escucha el pasado que nos complica la vida
se vislumbra de lo cotidiano con cálido aliento
malabarismos mágicos calculados
como destapar un buen vino o coger volado

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Los misterios son tan poderosos como la mano que abraza la espada... bondadosos como el rio en la pradera... caprichosos como la luna entre las nubes... mudos espiritus en el valle de las sombras.